Cuando todos los sueños han dejado paso a la realidad y lo que ves parece monocromático en gris, resurge una luz eterna encargada de bañar todo en color. En muchos casos, esa luz no llega y esperas una era que jamás llegará. Todo lo que te rodea son cenizas de una llama inapreciable y sin energia. Bienvenido a mi mundo, yo te guiaré entre sombras.

domingo, 20 de junio de 2010

Creatividad.

-Cuentan que en lo alto de la montaña hay un palacio de cristal y, dentro, una chica recluida desde el principio de los tiempos, tan pura y frágil como el palacio que la recluye; dicen que antes salía a mirar por la ventana y era amable con todo el mundo, saludaba e incluso invitaba a hospedarse en su mansión, hasta que, durante la época gris, comenzaron a llegar curiosas criaturas a su palacio, desde lo profundo del bosque, que la enamoraban con su belleza inusual, pero que en realidad eran sombras que le consumían el alma poco a poco. En concreto, la primera criatura, partió su alma en tres pedazos y acto seguido, según dicen, la sumió en un extenso letargo. Aun dicen que sigue cosiendo los jirones de su alma con el sueño y la esperanza....

-Psche. Habladurías locales -Espeto, sin dejarle acabar.

-Nadie ha vuelto a saber de esa chiquilla de la leyenda, pero me gustaría encontrarla y ayudarla para que pueda salir a ver el exterior, para que todos puedan verla y dejen de calumniarla. ¿Tú, no tienes ni un poco de curiosidad? -Pregunto dolido.

-Es más que obvio que es mentira, las cosas así no suceden nunca, palacios, princesas, criaturas que son sombras, almas partidas en tres.... Lo que pasa es que tienes curiosidad, por las luces que vimos ayer desde el lago, dentro del bosque, cuando volvíamos a casa, te han contado esa historieta para que te quedes anonadado y no te acerques allí para que esos bichejos no te coman el alma. ¡Que simple eres!

-Seguro que tú también tienes miedo, pero me negaras que no te parece cuanto menos interesante.

-Si tú lo dices... Oh, espera, me has dado la razón, ¡Tienes miedo!

-Tampoco es eso, ¿quieres ir mañana al bosque? Podríamos ir ahora pero esta anocheciendo y la oscuridad me da cosa.

-Coge todo lo que creas necesario, quedamos en el saliente del lago en media hora, no llegues tarde, hoy entraremos a ese bosque en el que no nos dejan entrar nunca, quiero saber realmente por que.


Media hora más tarde, una sombra se reflejaba recortada por la luz de la Luna en el agua en calma.

-''Llega tarde, de nuevo.... Oh, por ahí viene, oigo sus pisadas''

-Perdón, tuve que esperar a que mis padres se durmieran.-Dijo el chico.

-Lo tienes todo, ¿verdad? Pues entremos, aunque he de admitir que esto da un poco de respeto.


Varios kilómetros entre el tupido follaje, los pensamientos de alguien escondido entre los arboles susurraban a gritos que la ayudaran a salir de ahí.


-"Tantos años recluida, silenciada. Ese fatídico día.... ¿Sera de día? ¿Acaso de noche? Deseo salir de aquí, lo deseo como a nada en el mundo, quiero pisar hierba otra vez, ver esa luz de fuera con mis propios ojos, no a través de esta estúpida bola, solo me muestra como animales del bosque y eventualmente personas perdidas son asesinados y como si fuera algún animal mediano y veloz; no sé como llegue hasta este sitio, no recuerdo absolutamente nada de cómo nos separo. Solo esa fría mirada. ¿Cuanto tiempo habría pasado?" [...]"Oigo algo, siempre igual, pasos rápidos, alguien llora al lado del pozo, pero nadie me ve, no puedo hablar desde que nos separamos, y esta oscuridad permanente me está dejando ciega, cada vez percibo peor la luz de fuera" [...] "Sigue llorando, me gustaría ayudarla, y si fuese.... una de ellas, nos dividimos en tres." [...] "Ella puede hablar, y pisar el exterior, no es justo.... Y esta reluciente trenza que siempre ha estado atada a mi propio pelo, va al exterior en forma de enredadera. De vez en cuando siento como que tiran de ella hacia arriba y me duele tanto que desearía cortarla y quedarme aquí, pero quiero volver a ver el mundo con mis ojos y a la vez quiero morir."[...] "Mi nombre, que nombre me puso esa alimaña.... mi nombre......Lux"





Y mientras fuera:


-"Estoy cansada, llevo años dando vueltas sin sentido, nadie intenta ayudarme a salir de este bosque desde hace tiempo. Esa vez, si, esa vez casi logre salir gracias al viajero extraviado que se dio cuenta de mi ceguera, pero este maldito bosque es como un laberinto, no se puede salir, es como si diese vueltas en torno a este estúpido pozo. Ese viajero, se perdió conmigo y termino devorado por la bestia, por mi culpa, porque soy una carga. Una carga atada a una patética enredadera, siempre ha sido extraño que no haya podido romperla y que no me moleste al moverme, pero sigue a toda a mi a pesar de todo, desde ese día. Sigo perdida, llevo años sin comer y no tengo hambre, ¿no puedo cambiar mi situación? Hablar sola tampoco me ayuda, además odio las noches como esta, siento frio y no puedo dormir en la caseta de al lado del rio. Oigo ruidos"- ¿Hay alguien? La bestia..... Debo huir.-"¿No quiero morir? ¿Por qué estoy llorando? Débil"



-Hey, ¿has visto eso?-Comentó asustado.

-Ver, el que, no empieces, no lograras asustarme. Además creo que nos hemos perdido.

-He visto algo blanco.*Señalando entre la maleza*

-Blanco.... en medio del bosque en plena noche. Que optimista.

-No bromeo, ¡mira, allí!

-Es... ¿Una chica? Esta llorando. Mierda, nos ha oído.

-Esta ciega... Vamos a hablar con ella quizá nos ayude al menos a salir.

-Piensa, si esta ciega y sigue aquí, ella esta mas perdida que nosotros, pero aun así, quiero saber que pasa.

-"Viene tras de mí, pero no parecen los movimientos de un animal y.... Son voces, humanas."- Pensaba la chica.

-Se ha parado en seco, ¿Hola? ¿Estas bien?- Pregunto.

-No debéis estar conmigo, vendrá la bestia y moriréis como aquel viajero.

-Pero aun así, podemos quedarnos contigo para que no te pase nada, podríamos ayudarte a salir. No..... no puedes ver, ¿verdad?

-No puedo salir, estoy atada a este lugar, literalmente, siempre que intento seguir recto acabo dando una vuelta y volviendo al lado de ese pozo, y no, no puedo ver. No tenéis donde pasar la noche, acompañadme a la caseta que hay al lado del rio, tengo miedo a volverme a quedar sola, por favor no me dejéis, en la caseta no puede entrar la bestia, es por vuestro bien, a mi ese animal no me ataca, pero a los demás si. Y por favor, no me preguntéis que hago aquí, como llegue o porque estoy ciega, no lo sé. Mi nombre es Andrea. *Se limpia las lagrimas y sonríe*


Pasaron allí la noche, al calor, ajenos de que su búsqueda no había hecho otra cosa que empezar. Todo era extraño, nada encajaba en ningún lado, pero estaban decididos a llegar al final, lo primero era ver el pozo del que no podía alejarse Andrea y adivinar a que se refería con lo de la bestia. Decidieron dejar durmiendo a la chica y se pusieron a andar hacia el pozo donde la encontraron. Una vez llegaron observaron que en el fondo había una persona, otra chica, con una bola de cristal en la mano.

-Te ayudaremos a salir de ahí, no te preocupes.

-[...] "Ni se os ocurra"

-Nosotros no llevamos cuerdas, pero si tiramos de esta trenza podrás salir.

- [...]" NO"


Pero hicieron caso omiso, tras calmar a la muchacha de su sufrimiento decidieron reunirla con Andrea, pero durante el camino se percataron de que la bola que llevaba la chica que acababan de rescatar de vez en cuando mostraba sus espaldas, hasta que sucedió lo inevitable, la bestia les planto cara tras haberse reunido con Andrea.



Solo que esta vez, el animal no pretendía atacar a nadie, sumiso se acercó a las chicas y ronroneó complacido. Alrededor del cuello se podía ver otra trenza que lo unía a las otras dos chicas y que a su vez estaban atados a un sutil cordel blanco y plateado, lo que parecía marcar el camino, de esa trenza colgaba una placa que ponía: Zarael.

Siguiendo la pista al largo cordel, salieron del bosque y subieron parte de una montaña. Pararon a descansar cuando habían pasado más de la mitad, a causa de la niebla no podían ver más allá de tres metros. El rio que se encontraba en el bosque, bajaba serpenteando desde sus pies hasta la masa de vegetación al pie de la montaña, pero ahí donde se encontraban el agua mantenía un remanso tranquilo, para acabar en una idílica catarata. El animal del bosque no se atrevía a acercarse al agua y en la poca vegetación que se observaba a su alrededor, se podían notar sombras y miradas difusas. Uno de los chicos creyó relajante el bañarse en ese remanso antes de terminar la jornada, así que ambos chicos se metieron de cabeza tras beber de esa pulcra sustancia. A mitad de la noche, una vez se secaron se empezaron a dar cuenta que el fondo brillaba sin sentido aparente, pero tampoco lo tomaron en cuenta.

Al despertarse, los curiosos chicos se miraron en el rio y descubrieron que ambos tenían apariencia de niños de no más de 6 años. Junto a ellos, otro chiquillo se miraba asustado y divertido al mismo tiempo. Dedujeron que se habría perdido hace tiempo por la montaña y que llegaría al mismo lugar que ellos, cuando preguntaron al chico en cuestión y este les conto que procedía de otro lugar diferente al suyo, y que lo único que había hecho era seguir un cordel parecido al que tenían, pero que él no quería acompañarlos, que seguiría su cordel. Durante el día avanzaron hasta llegar a las puertas del lujoso palacio que se nombraba en la leyenda.



Entraron sin miedo tras las chicas, pero al llegar al salón, la chica de la bola sonrió y Andrea dijo que aquí se despedían, ellas tendrían que volver a sus habitaciones. Zarael ronroneaba cerca de los niños y pedía que fuera acariciada, sabía que podría ser su última despedida. La chica de la bola comenzó a sollozar mientras sacaba un tintero y una pluma de su bolsillo. En el centro de la habitación de cristal comenzó a escribir en el suelo, con letra muy cuidada.

'Siento no haberme comunicado antes, aparte de ser muda, soy tímida. Mi nombre es Lux, gracias por sacarme de aquel oscuro agujero, a pesar de que haya sufrido tanto, os podre perdonar por haberme devuelto una vida. He de avisaros, al pasar esas enormes puertas, tendréis dos opciones, solamente vosotros podréis decidir, una de ellas os dejara volver a vernos, la otra cerrara nuestras puertas para siempre. Mucha suerte en vuestra aventura, un placer haberos conocido. Gracias.'

Sin más demora, los niños avanzaron y empujaron las preciosas puertas de cristal rosado. Se encontraron en un pasillo donde había otras dos puertas con un cartel cada una, que rezaban:

AMOR AMISTAD

Ante tal desconcierto y después de hablarlo detenidamente, cada niño entro por una puerta.

El primero se encontró con un salón contiguo a una habitación sin puertas, lleno de niños que entraron por la misma puerta. En la habitación de en frente, una niña con un sencillo vestido blanco y ojos azules dibujaba en el suelo, un cristal separaba ambas habitaciones.

De vez en cuando, la niña se sentaba en frente del cristal y se comunicaba dibujando en el cristal. Ante la inocencia de la niña se dejaron ver las oscuras intenciones de algunos niños con los que compartía el salón. Sardónicas sonrisas se dibujaban una vez la niña comenzaba a comunicarse, poco después esos niños con malicia se desvanecían en la nada y una sombra abandonaba la estancia. Hasta que el chico comenzó a hablar con la niña pasaron meses. De vez en cuando veía que a través de la multitud de espejos que poseía la niña salía personas que conversaban con ella que jugaban y divertían. Cuando de un espejo salía alguien que intentaba hacerla daño, el espejo se rompía en millones de pedazos. Y la niña comenzaba a llorar delante de otros espejos mientras se quitaba esquirlas clavadas en la piel, hasta que se sentía mejor. Deseaba salir de esos espejos y abrazarla cuando cosas así ocurría. Solo una vez vio entrar a alguien del salón en la habitación de cristal, un niño sonriente parecía orgulloso de haber logrado entrar donde muchos no lo consiguieron, pero en un impulso se egoísmo intento robarle el colgante que tanto brillaba en su cuello y el chaval exploto como los espejos corruptos y dejo magullada e inconsciente durante un largo tiempo a la niña. Cuando eso ocurría, las personas de los espejos arropaban a la criatura. No lograba entender nada, pero sentía la necesidad de cuidar de esa chiquilla y nunca había sido invitado a entrar.

Tras pasar esa puerta donde ponía amistad, se le concedió una habitación para el solo con un espejo, que pasaría a ser más grande con el tiempo, donde no se reflejaba a sí mismo, sino que era como una ventana a la habitación de una niña que se encontraba dibujando en el suelo. No sabía si podía oírle, pero la llamo. Ella extrañada comenzó a hablar con él y le conto todo lo que le pasaba día a día, el también le contaba anécdotas del viaje y mantenía a la niña con curiosidad. La veía dibujar y tras el cristal otros niños contestaban a sus dibujos. Día tras día se fue percatando de que muchos de esos niños y muchos de los otros niños y niñas de los espejos explotaban si intentaban robarle el colgante o si la hacía algo malo y quiso estar allí como esas personas, pero para quitar esos cristales que creaban heridas en la blanca piel de la niña. El no podía extender sus manos y aparecer allí. Estando inconsciente y llena de dolorosas heridas, se sintió tan impotente, que golpeando el espejo logro pasar y ayudarla a curarse en vez de animarla desde la distancia.

Después de esa mala experiencia la niña volvió a sonreír y fue invitada a pasar al otro el lado del espejo. Se dio cuenta de que no quería volver a su habitación.