Cuando todos los sueños han dejado paso a la realidad y lo que ves parece monocromático en gris, resurge una luz eterna encargada de bañar todo en color. En muchos casos, esa luz no llega y esperas una era que jamás llegará. Todo lo que te rodea son cenizas de una llama inapreciable y sin energia. Bienvenido a mi mundo, yo te guiaré entre sombras.

viernes, 22 de abril de 2011

Sum ergo.....



El ser humano sueña porque no puede ser realidad.

Adapta situaciones, contextos, personas, lugares, conversaciones, uno mismo, en un tiempo que no ocurre, que no ocurrirá, con personas que no existen, ni existirán, en lugares inventados a partir de copias de la realidad que vemos, como sedante natural a la realidad que percibimos.

"Esta es la casa de mis sueños" "Este es el chico de mis sueños" "Soñe con este lugar, era tan perfecto".

Mentiras, aunque lo hicieras tu mismo diseñando tus propios planos, jamás sería como en tus sueños. Y esto, siempre nos crea infelicidad.
 
Vayas donde vayas, el sentimiento de infelicidad es tan denso que se podría cortar como si fuera mantequilla, nos oprime y nos agobia. Al contrario, en los sueños puede llegar a ser una situación tan idilica, que cuando suena el despertador o algo lo cambia maldices su existencia, deseas volver a donde estabas, con quien estabas, porque era perfecto para ti, y cierras los ojos con más fuerza pensando en el momento donde lo dejaste. Pensando que volverás a soñar en eso. Pero no es asi nunca lo es, aunque el sueño se pareciera no volverá a ser igual nunca, cada sueño es diferente, cargado de matices que la gran mayoría pasan desapercibidos y muchas veces no somos capaces de volver a reproducir. Y vuelves a maldecir la cruda realidad.

El truco no está en soñar más, o soñar mejor, no está en cambiar la realidad para que se adapte al sueño, no está en ninguna acción que implique realizar nada. Señores, el primer paso para soñar despierto es aceptar la realidad y el sueño. El sueño es irrealizable, por eso es un sueño y la realidad es la que te ha tocado o la que te has ido elaborando durante años. Y eso es todo.

Mi pregunta es: ¿Cómo puedes vivir en la realidad si no tienes un fin, si no persigues un sueño?

Da igual que vivas pensando mucho las cosas antes de hacer nada, o si intentas vivir según tu instinto, todo eso será una farsa, una burda mentira, si no lo haces por alguna razón. Si viviera completamente en el instinto las cosas que me prohibo dejarían de tener sentido para mi, viviria segun eros y thanatos, buscando el placer rehuyendo el dolor (o readaptándolo en placer) y con miedo a la muerte. Si viviera pensándolo todo, dejaría de darme cuenta de que pasa el tiempo y cuando me quisiera dar cuenta de lo que tengo que hacer, la vida ya habría pasado.

"La sociedad no admite como válido que quieras sobrevivir y nada más"

Y todo esto venía a que no tengo un fin, soy una hikikomori encubierta, no estudio, no trabajo, no busco la felicidad, ni inmediata ni a largo plazo, no persigo el amor, no quiero hacer feliz a nadie en concreto, no busco venganza, no quiero llenarme de dinero, no persigo la perfección... Como ser vivo, estaria mejor sacrificada, hasta una persona en coma tiene mas aspiraciones que yo, al menos el podria aspirar a mantenerse vivo. Yo tengo un cuerpo en plenas facultades, para nada. Estoy, miro, gasto dinero y tiempo y me voy. Soy otra turista.

"Entonces la pregunta seria: ¿Por que sigues haciendo como que buscas?"
Porque me parece más interesante dar vueltas que estar quieta.

Es cierto, cuando voy al bosque a buscar setas, el fin en sí, no es encontrar setas, es dar vueltas por el bosque, respirar aire limpio, oler a tierra humeda, sentir el suelo esponjoso bajo mis pies, mirar al cielo, sentir hambre, almorzar cortando el pan con navaja....

De esto, parece que mi fin en la vida es sentir lo que mas pueda antes de que sea demasiado tarde, disfrutar de lo que me gusta y de lo que no me gusta, vivir en los detalles. Ser. Que ya es suficiente.


lunes, 18 de abril de 2011

Sean estrellas o el desierto, tu amigo el zorro tenía razón..



Es el pasaje de "El Principito" al que más veces he hecho alusión.
 
XXI

Entonces apareció el zorro:

-¡Buenos días! -dijo el zorro.
-¡Buenos días! -respondió cortésmente el principito que se volvió pero no vió nada.
-Estoy aquí, bajo el manzano -díjo la voz.
-¿Quién eres tú? -preguntó el principito-. ¡Qué bonito eres!
-Soy un zorro -dijo el zorro.
-Ven a jugar conmigo -le propuso el principito-, ¡estoy tan triste!
-No puedo jugar contigo -dijo el zorro-, no estoy domesticado.
-¡Ah, perdón! -dijo el principito.





 Pero después de una breve reflexión, añadió:

-¿Qué significa "domesticar"?
-Tú no eres de aquí -dijo el zorro- ¿qué buscas?
-Busco a los hombres -le respondió el principito-. ¿Qué significa "domesticar"?
-Los hombres -dijo el zorro- tienen escopetas y cazan. ¡Es muy molesto! Pero también crían gallinas. Es lo único que les interesa. ¿Tú buscas gallinas?
-No -díjo el principito-. Busco amigos. ¿Qué significa "domesticar"? -volvió a preguntar el principito.
-Es una cosa ya olvidada -dijo el zorro-, significa "crear vínculos... "
-¿Crear vínculos?
-Efectivamente, verás -dijo el zorro-. Tú no eres para mí todavía más que un muchachito igual a otros cien mil muchachitos y no te necesito para nada. Tampoco tú tienes necesidad de mí y no soy para ti más que un zorro entre otros cien mil zorros semejantes. Pero si tú me domesticas, entonces tendremos necesidad el uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo, yo seré para ti único en el mundo...
-Comienzo a comprender -dijo el principito-. Hay una flor... creo que ella me ha domesticado...
-Es posible -concedió el zorro-, en la Tierra se ven todo tipo de cosas.
-¡Oh, no es en la Tierra! -exclamó el principito.

El zorro pareció intrigado:

-¿En otro planeta?
-Sí.
-¿Hay cazadores en ese planeta?
-No.
-¡Qué interesante! ¿Y gallinas?
-No.
-Nada es perfecto -suspiró el zorro.

Y después volviendo a su idea:

-Mi vida es muy monótona. Cazo gallinas y los hombres me cazan a mí. Todas las gallinas se parecen y todos los hombres son iguales; por consiguiente me aburro un poco. Si tú me domesticas, mi vida estará llena de sól. Conoceré el rumor de unos pasos diferentes a todos los demás. Los otros pasos me hacen esconder bajo la tierra; los tuyos me llamarán fuera de la madriguera como una música. Y además, ¡mira! ¿Ves allá abajo los campos de trigo? Yo no como pan y por lo tanto el trigo es para mí algo inútil. Los campos de trigo no me recuerdan nada y eso me pone triste. ¡Pero tú tienes los cabellos dorados y será algo maravilloso cuando me domestiques! El trigo, que es dorado también, será un recuerdo de ti. Y amaré el ruido del viento en el trigo.

El zorro se calló y miró un buen rato al principito:

-Por favor... domestícame -le dijo.
-Bien quisiera -le respondió el principito pero no tengo mucho tiempo. He de buscar amigos y conocer muchas cosas.
-Sólo se conocen bien las cosas que se domestican -dijo el zorro-. Los hombres ya no fienen tiempo de conocer nada. Lo compran todo hecho en las tiendas. Y como no hay tiendas donde vendan amigos, los hombres no tienen ya amigos. ¡Si quieres un amigo, domestícame!
-¿Qué debo hacer? -preguntó el príncipito.
-Debes tener mucha paciencia -respondió el zorro-. Te sentarás al principio ún poco lejos de mí, así, en el suelo; yo te miraré con el rabillo del ojo y tú no me dirás nada. El lenguaje es fuente de malos entendidos. Pero cada día podrás sentarte un poco más cerca...
El principito volvió al día siguiente.

-Hubiera sido mejor -dijo el zorro- que vinieras a la misma hora. Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde; desde las tres yo empezaría a ser dichoso. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro me sentiré agitado e inquieto, descubriré así lo que vale la feliçidad. Pero si tú vienes a cualquier hora, nunça sabré cuándo preparar mi corazón... Los ritos son necesarios.
-¿Qué es un rito? -inquirió el principito.
-Es también algo demasiado olvidado -dijo el zorro-. Es lo que hace que un día no se parezca a otro día y que una hora sea diferente a otra. Entre los cazadores, por ejemplo, hay un rito. Los jueves bailan con las muchachas del pueblo. Los jueves entonces son días maravillosos en los que puedo ir de paseo hasta la viña. Si los cazadores no bailaran en día fijo, todos los días se parecerían y yo no tendría vacaciones.

De esta manera el principito domesticó al zorro. Y cuando se fue acercando el día de la partida:
-¡Ah! -dijo el zorro-, lloraré.
-Tuya es la culpa -le dijo el principito-, yo no quería hacerte daño, pero tú has querido que te domestique...
-Ciertamente -dijo el zorro.
- ¡Y vas a llorar!, -dijo él principito.
-¡Seguro!
-No ganas nada.
-Gano -dijo el zoro- he ganado a causa del color del trigo.

Y luego añadió:


 -Vete a ver las rosas; comprenderás que la tuya es única en el mundo. Volverás a decirme adiós y yo te regalaré un secreto.

El principito se fue a ver las rosas a las que dijo:

-No son nada, ni en nada se parecen a mi rosa. Nadie las ha domesticado ni ustedes han domesticado a nadie. Son como el zorro era antes, que en nada se diferenciaba de otros cien mil zorros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo.

Las rosas se sentían molestas oyendo al principito, que continuó diciéndoles:

-Son muy bellas, pero están vacías y nadie daría la vida por ustedes. Cualquiera que las vea podrá creer indudablemente que mi rosa es igual que cualquiera de ustedes. Pero ella se sabe más importante que todas, porque yo la he regado, porque ha sido a ella a la que abrigué con el fanal, porque yo le maté los gusanos (salvo dos o tres que se hicieron mariposas ) y es a ella a la que yo he oído quejarse, alabarse y algunas veces hasta callarse. Porque es mi rosa, en fin.

Y volvió con el zorro.

-Adiós -le dijo.
-Adiós -dijo el zorro-. He aquí mi secreto, que no puede ser más simple : sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos.
-Lo esencial es invisible para los ojos -repitió el principito para acordarse.
-Lo que hace más importante a tu rosa, es el tiempo que tú has perdido con ella.
-Es el tiempo que yo he perdido con ella... -repitió el principito para recordarlo.
-Los hombres han olvidado esta verdad -dijo el zorro-, pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Tú eres responsable de tu rosa...
-Yo soy responsable de mi rosa... -repitió el principito a fin de recordarlo.

viernes, 15 de abril de 2011

Where is my mind?

No sé lo que hago, ni de noche ni de día.
No sé cuando sueño o cuando es realidad, hoy me he levantado con el pelo mojado, por lo visto me duché ayer por la noche.
No sé si hago bien al contar esto, aquí, a alguien o a nada. Y yo sin saber por qué estoy mala...

¿Qué me ocurre? ¿Cuándo pasaré a cortarme y golpearme? Echo de menos aquellos momentos en los que el insomnio era eso, insomnio. No sé si tengo miedo, pero no me gusta. No me controlo. No soy yo.
¿Qué me pasará si me voy a vivir sola?

¿Y quién soy yo?

Señor lector, me has conocido en una época extraña de mi vida.